Galería de Rafael Pombo

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poema 3

Ande la rueda del torbellino Tray-la-ra-lá. Es la rueda del destino; el que se queda se queda; ¡pronto el vecino me alcanzara! Tray-la-ra-lá. Privilegio no se alegra en torbellino de amor. El primero es el que llega y el que llega es el mejor. Siga el que pueda mi remolino. Tray-la-ra-lá. ¡Bien venido el que ya vino! ¡Bien quedado el que se queda! Y ni un comino se me dará Tray-la-ra-lá Sepa que juega el que juega el torbellino de amor. El que pasa, se relega; a un pícaro otro mayor. II. ¡Y ande la rueda del torbellino! Si alguien se enreda abra camino, y como seda venga el vecino. Tray-la-ra-lá. Pero en la rueda del torbellino sepa el que vino que el que se va, pronto lo hereda quien seguir pueda mi remolino Tray-la-ra-lá. ¡Y ande la rueda del torbellino! No retroceda ni el más ladino. Que igual moneda se pagará. Tray-la-ra-lá. Nadie interceda por el vecino, que en esta rueda no hay San Padrino; y si mohíno uno queda, muerda un pepino y por do vino se marchará. Tray-la-ra-lá. Quede el que queda siempre que pueda, o retroceda de su camino. Tray-la-ra-lá. Que esta es la rueda de mi destino y ni un comino se me dará. Tray-la-ra-lá. III. Siga la rueda del torbellino, que en la arboleda ya rueda el trino del gurrumino Curruculá: el adiyino del matutino sol asesino del torbellino cuando en los fino ya entrando va. Tray-la-ra-lá. IV. Ya el alba ufana sabrosa mana su fresco aroma de mejorana; y la paloma dice al palomo: piquito romo Curruculá Ya en los candiles luces febriles ora levantan la llamarada, ora se espantan de la alborada torbellinada que andando va; y una giñada de enamorada como embriagada la luz no da. Curruculá. ¡Y ande la rueda del torbellino que no la exceda la de un molino! ¡Ande, y suceda lo que suceda, que esta es la rueda de amor dañino y todo indino la pagará! Tray-la-ra-lá.

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