Galería de Rafael Pombo

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poema 5

No ya mi corazón desasosiegan las mágicas visiones de otros días. ¡Oh Patria! ¡oh casa! ¡oh sacras musas mías!… …¡Silencio! Unas no son, otras me niegan. Los gajos del pomar ya no doblegan para mí sus purpúreas ambrosías; y del rumor de ajenas alegrías sólo ecos melancólicos me llegan. Dios lo hizo así. Las quejas, el reproche son ceguedad. ¡Feliz el que consulta oráculos más altos que su dueño! Es la Vejez viajera de la noche; y al paso que la tierra se le oculta, abrese amigo a su mirada el cielo. Junio: 1890

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